La Reconstrucción del Castillo de Almenara

Esta es una transcripción de la comunicación realizada por D Juan José Jiménez Moreno en las jornadas organizadas por la Asociación de Amigos del Castillo de Marcilla los días 15 al 17 de marzo de 2002 en Marcilla, y que presentamos aquí por su excepcional interés.

 

Plano de situación de Almenara, en la provincia de Soria, próxima a Gómara y Buberos, que se citan en el texto.

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"...Mi familia es propietaria del Castillo de Almenara, situado en la zona oriental de la provincia de Soria. Lo adquirieron mis bisabuelos, Celedonio Jiménez y Luisa de Ledesma, a fines del S XIX a sus anteriores propietarios, los Condes de Gómara. Mis bisabuelos se trasladaron allí desde Buberos, donde residían, y vivieron en la planta alta.

La planta baja estuvo alquilada a la guardia civil, que la usó como casa cuartel, y en ella nació y vivió Leonor, la que luego sería esposa de Antonio Machado. Mis abuelos, Celedonio Jiménez de Ledesma y Cruz Borobia, también vivieron en el castillo hasta 1940, y en él nació mi padre, José Jiménez Borobia. 

La historia del Castillo de Almenara es un importante documento de la historia de España, pero para nosotros se ha convertido en un reto y un proyecto familiar al que venimos dedicando nuestras vacaciones de verano en los últimos treinta y tres años.

Tanto mis bisabuelos como mis abuelos realizaron únicamente labores de mantenimiento, muy meritorias en el caso de los últimos, a los que le tocó vivir una etapa especialmente dura y una situación económica más que precaria. Fue la siguiente generación, la de mis padres y mis tíos, la que se planteó actuaciones de consolidación y restauración, sobre todo desde que en 1969 se derrumbó un ángulo del recinto superior, que carecía de torreón, dejando a la vista el interior de la vivienda.

El derrumbe era consecuencia de un estado general de deterioro, con zonas totalmente ruinosas y otras en vías de deterioro. El uso prolongado había desfigurado el edificio, se habían construido edificaciones auxiliares en su interior, y las estancias originales se habían compartimentado. En esta máquina de guerra medieval hacía tiempo que anidaban centenares de palomas que, si bien eran la base de los excelentes platos de pichón escabechado de mi abuela Cruz, sus nidos habían colaborado a la ruina general de tejados y muros.

Lo primero que hicimos fue cerrar el boquete causado por el hundimiento que, aunque de manera burda, sirvió para detener el proceso de deterioro. Las siguientes obras se centraron en el recinto exterior, restaurando las paredes derruidas, reconstruyendo poco a poco los dos cubos hundidos y el desmochado, y dotándoles de tejados. Luego eliminamos las construcciones añadidas restituyendo el patio del aljibe a su estado original.

Después vino la restauración de la cubierta, en la que mantuvimos la totalidad de las vigas maestras, ya que estaban en muy buen estado, y sustituimos los solivos y tablas, y reutilizamos en lo posible la mayor parte de tajas y canales originales.

En el interior se han realizado trabajos de recuperación de todos los espacios, eliminando compartimentos y falsos techos, y se han renovado todas las ventanas y puertas exteriores. También las instalaciones de fontanería y electricidad se han actualizado, y hemos dotado al castillo de elementos de comodidad como baños, y calefacción por leña en una habitación.

Ha sido una labor ardua, que ha exigido mucho tesón y dedicación, nuestras vacaciones y bastante dinero. No conocemos Cancún, pero nos produce mucha satisfacción haber sido capaces de recuperar y mantener esta propiedad familiar.

Hay ciertas claves que merece la pena destacar. En primer lugar, los miembros de la familia nos hemos constituido en promotores y gestores de nuestras actuaciones. Hemos adquirido los útiles necesarios, la grúa los andamios, las hormigoneras... Pero más importante que los medios son las personas, y nosotros hemos tenido la suerte de dar con gente como Fructuoso Delgado, que siempre se consideró parte del proyecto y en cualquier obra que aceptaba siempre advertía por adelantado que el mes de agosto era sagrado porque lo tenía que dedicar a Almenara. De gente como él hemos aprendido a ser albañiles, electricistas, carpinteros, pintores, y lo que hiciera falta, hemos rebuscado en escombreras para encontrar material... y nos hemos puesto siempre manos a la obra con espíritu austero para administrar unos recursos económicos y de todo tipo que siempre son escasos.

Gracias a lo anterior, el dinero realmente desembolsado no ha llegado a los doce millones de pesetas, que actualizados serían unos treinta, y todo ello repartido entre mis padres y mis tíos. Por poner un ejemplo; la instalación eléctrica supuso un desembolso inferior a 100.000 Ptas en materiales que instalamos nosotros mismos a lo largo de dos veranos.

En un proyecto tan largo tiene que haber de todo, y hasta hubo un verano en que no hicimos obras por pequeñas discrepancias familiares. En el pueblo al principio levantamos corrientes de escepticismo, y nos tildaban de excéntricos. Tuvimos que luchar contra una costumbre inveterada de usar los fosos del castillo como escombrera y vertedero municipal. En otro momento tuvimos que vérnoslas con un Ayuntamiento empeñado en hacer un parque en los terrenos del castillo, que son nuestros, incluyendo un vial con tráfico rodado que pasaba bajo uno de los arcos del puente de acceso al castillo. Con el tiempo todo ha cambiado; hoy se aprecia nuestra labor y recibimos muchas colaboraciones espontáneas normalmente en materiales como piedras, tejas, puertas, etc.

Del Ministerio de Cultura, del cual dependíamos en los primeros años, recibimos promesas de ayuda, de la visita de un arquitecto que nunca se produjo. Menos mal que tuvimos la ayuda de Feliciano Sainz, un aparejador de Soria que nos asesoró a cambio sólo de una teja de la cubierta, con la que se daba por bien pagado.

Ya dependiendo de la Junta de Castilla y León, recibimos una ayuda importante para la restauración de la cubierta. En la actualidad se sigue manteniendo el programa de subvenciones, pero no hemos vuelto a utilizarlo, porque es muy complicado, normativista y lento. Los plazos y procedimientos, las obras y la documentación a presentar están más pensadas para proyectos diferentes, realizados con empresas y con presupuestos abultados. Nosotros no podemos justificar los costes ni los materiales de derribo que conseguimos, así que al final las ayudas no nos compensarían el coste de la documentación necesaria.

Vista del Castillo de Almenar en la que se puede apreciar el recinto exterior y el interior. 

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Antigua fotografía en la que se aprecia el puente de acceso y el lamentable estado de alguno de sus muros antes de las obras de reparación.

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Vista de la torre den la que se pueden apreciar el recinto interior y el exterior. foto42.jpg (8796 bytes)
Fotografía del castillo dominando la población. pg_05_56.jpg (29758 bytes)

Antigua fotografía en la que se aprecia el parapeto amatacanado de protección de la puerta de acceso, en arco ojival sobre el que se sitúan los escudos de armas.

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Bonita perspectiva del castillo pg_05_74.jpg (26866 bytes)